Un gran proyecto de conservación de la imaginería de la Cofradía del Resucitado lleva a la restauración de buena parte de sus imágenes.
El almacén de tronos de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado se ha convertido esta mañana en una sala de exposiciones en la que se ha presentado la restauración del grupo escultórico de Federico Coullaut-Varela de los Discípulos de Emaús, así como la intervención llevada a cabo en la imagen del Santo Ángel de la Cruz Triunfante, obra de José Antonio Hernández Navarro.
Las restauradoras Macarena Poblaciones y Paloma de Sagazán han sido las encargadas de llevar a cabo dicha presentación, apoyadas por el Primer Mayordomo del Resucitado y Graduado en Bellas Artes e Historia del Arte, Pedro A. Giménez.
“Hace aproximadamente un año, la Hermana Mayor de la Cofradía del Resucitado apostó por la realización de una revisión en profundidad, por parte de personal cualificado, del estado de conservación de toda la imaginería. En esta revisión se observaron y estudiaron las deficiencias de las 26 tallas escultóricas, elaborando un protocolo de actuación, que nos permitiera actuar de forma ordenada, según la gravedad de las patologías de estas”, explica el Primer Mayordomo.
Hasta el momento se ha actuado sobre los grupos escultóricos de la Aparición de Jesús a María Magdalena, la Santísima Virgen del Amor Hermoso, y los presentados esta mañana; por lo que se encontrarían a mitad de la realización del proyecto de conservación y restauración.
En la imagen del Santo Ángel la intervención realizada por el taller del autor de la obra ha consistido, prácticamente, en la revisión estructural y limpieza de la propia obra. Tratando de apostar por una mayor estabilidad de la obra.
En el caso del grupo escultórico de los Discípulos de Emaús, según la restauradora Macarena Poblaciones, “las imágenes se encontraban totalmente repintadas, dando un aspecto plano, sin matices e incluso infantil; había mucha suciedad, grietas en juntas de las maderas, rotura de dedos y ataque biológico (por hongos)”.
“Al eliminar las capas de repintes, las tallas estaban destrozadas, los colores que presentaban, no tenían nada que ver con los originales, llenas de grietas, falta de pintura por haberla lijado al repararlas. Ha sido una restauración muy muy complicada, pero muy satisfactoria, han vuelto a su estado original”, añade Poblaciones.
Los especialistas aseguran que ha de priorizarse una conservación del patrimonio para evitar situaciones difíciles de revertir. Para ello “las imágenes han de conservarse tapadas con fundas de algodón, manipularlas siempre con guantes y, ante cualquier desperfecto, que puede pasar, decirlo y reparar el daño de forma correcta”, señala la restauradora.
Desde la Cofradía del Resucitado se ha realizado una gran apuesta en este ámbito, que cuenta con una financiación dual de este proyecto: entre cofradía y agrupaciones (a la que pertenece la obra que se ha de intervenir); lo que supone un importante esfuerzo económico, ya que no se ha recibido ningún tipo de ayuda económica.
Tras Semana Santa el turno de restauración será para el grupo de la Aparición de Jesús a Santo Tomás, que se espera tener completamente restaurado antes de la Semana Santa de 2024.
“Es muy importante la labor de investigación y documentación previa que se está desarrollando en el seno de la propia cofradía, lo que nos está permitiendo conocer el devenir histórico de las piezas”, ha apuntado Pedro A. Giménez.
Hay que recordar que este proyecto ha supuesto un ilusionante camino hacia la consecución de una nueva imagen de San Juan Evangelista, que sustituirá a la actual, “de escaso valor artístico y mal estado de conservación”.